Parque Bustamante. Agosto de 2009
“Estoy afuera”, me dice por celular mi invitado. Nos encontramos, el parque está ahí, invernal, el cielo invernal, la gente que pasa invernal, con sus abrigos bastante invernales. Nos sentamos a conversar en el parque, como si nos hubiéramos visto antes, como si ya hubiésemos entablado amistad.
Y mientras la gente pasa, los autos pasan, la señora vendiendo flores pasa, los perros juegan, pelean, él retrocede en el tiempo y me cuenta su historia; de cuando comenzó tocando bajo en bandas del colegio, y escuchaba “los Fabulosos Cadillacs”, reggae y ska. De cómo en el 2002, saliendo del colegio llegó a Projazz, sin saber nada de jazz y sus vertientes. Con Miguel Pérez de profesor, y con las clases de armonía llega a este nuevo conocimiento; el lenguaje del jazz, del bossa nova, y en especial del latinjazz donde empezó a incursionar con su tesis que hizo sobre John Patitucci, bajista de jazz y latin. Esto sería la clave para luego decidirse a estudiar en Puerto Rico, una Isla no más grande que Chiloé, de más de 4.000.000 de habitantes donde se pasean las estrellas de “Calle Trece”, “Cultura Profética” y celebridades del jazz, donde la rumba se hace con tambores en mano, y donde la playa está a la vuelta de la esquina.
¿Cómo llegaste al conservatorio de allá?
El 2005 fui a recibir un diploma a Projazz, y George Abufhele da el anuncio de que Projazz tiene convenio con el conservatorio de Puerto Rico. En ese momento yo estaba haciendo mi proyecto de título y quería irme afuera, pensaba en España, pero por suerte supe de este convenio.
¿Cómo fueron los trámites para irte?
Mandar un video con dos canciones grabadas sobre unos estilos que te dan, tocando melodía, armonía, solo. Sacar la visa como si fueras a Estados Unidos, porque Puerto Rico es estado libre asociado de Estados Unidos; certificar que tienes toda la plata para irte y que no quieres quedarte allá, sino que vas a volver. Yo por ejemplo estaba haciendo clases acá así que eso me sirvió como documento de que, en el fondo tenía un trabajo al cual volver. Allá el conservatorio es federal, así que no hay becas, pero al ser federal cuesta lo mismo que estudiar acá, en cambio otros lugares de estudio, particulares, institutos etc. son imposibles de pagar.
¿Puedes trabajar a la vez que estudiar?
Sí, se puede hacer un papeleo para garzonear, pero tocando también. No he sabido de nadie a quien devolvieran al aeropuerto por tocar. Toqué harto.
¿Cómo fue la experiencia con la gente de allá en el círculo musical?
Si te vas fuera de Chile, tienes que tener claro a qué te vas, y de ahí buscar. Yo por ejemplo, quería saber algo bien general; entender porqué los tumbados y salsa suenan distinto allá que acá, eso lo aprendes más en la calle. Y en el conservatorio me gustó que las estrellas de jazz desfilen por ahí, porque Puerto Rico está al lado de Estados Unidos, gente del latin. Entonces uno tiene la oportunidad de conocer e interiorizar cómo viven y piensan los mismos a los que admirabas en los discos. Ves si toca como piensa, y qué es lo que lo hace distinto como músico, porque músicos buenos son muchos pero qué es lo que hace la diferencia? Allá pude estudiar con Edie Gómez por un año, un viejito bajista de jazz y latinjazz que no pensaba en notas, olvídate de las notas y las escalas, yo creo que con los años las notas comienzan a desaparecer y se empiezan a ver colores. Una vez en clases le pregunté: “! ¿Qué tocaste ahí, cuál es el acorde que estabas tocando? ¡” Y tuvo que pararse al teclado para ver lo que estaba haciendo. Ese fue un patrón común que vi entre los músicos de allá. Las notas son solo una etapa del aprendizaje, yo creo.
¿Hay que tener un buen nivel para postular al conservatorio?
Para nada, al revés, recomendaría que si alguien se quiere ir, que se vaya antes de salir. En instrumento yo convalidé y entré a tercero, pero en los otros ramos de armonía, de solfeo, tuve que ver todo de nuevo. Luego ya hice unos arreglos para tomar otro tipo de ramos como español, historia de Puerto Rico, historia del caribe. Si quieres ir a aprender es mejor no irse ya terminada la escuela, pero si quieres ir a proyectar tu carrera para tocar en otros circuitos, es recomendable ya haber terminado, ir preparado.
¿Cuáles son las diferencias y similitudes entre la enseñanza de allá y la de acá?
En Improvisación es lo mismo qué acá; Charlie Parker, frases de Charlie Parker, nada distinto, el “Omnibook”.
Lo distinto es que allá las clases de armonía son menos intensas, acá son las medias clases de armonía, ¡hay que aprovecharlas!
Es distinta la forma de pensar las clases, allá se alargan mucho más en el tiempo. Los cuatro primeros años son bachillerato y luego otros años para la maestría. Acá una clase de un semestre allá se ve en un año, año y medio. Pero acá no tenemos nada que envidiar en el nivel, por ejemplo me acuerdo que en un examen con Luis Cheul tuvimos que aprendernos cien Standard para un año. Allá en un semestre tuvimos que aprendernos diez Standard y estaban todos estresados, y entrando a dar el examen me dijeron de broma, “ya, tócalo en otro tono”, y yo dije “yapo”, porque acá es normal que cambiemos la tonalidad, allá no, los alumnos se complican para hacerlo.
¿Qué es lo que rescatas de la enseñanza en el conservatorio?
Aprender lo otro que acá no está, el ritmo, si quieres aprender lo que es el sentido rítmico de la clave, es allá. Refinar parámetros como articulación, intensiones, dinámicas. Controlar volúmenes en una orquesta, cómo una pura nota tiene mil posibilidades de articulación, transformar la banda en una cosa, ir todos juntos. Además allá la percusión y el canto están en las calles día y noche, ese es otro aprendizaje. Por el hecho de que allá hubo más esclavitud en proporción que acá, la parte afro es más fuerte, es parte de la identidad.
Considerando que has estudiado formalmente en escuelas y además haz aprendido de músicos que llevan la tradición musical de su historia, más callejera, por decirlo así ¿Qué rescatas de ambas escuelas?
De la formal, lo primero que me hizo el clic es mirar la música de otra manera, entender que es lo mismo que estudiar ingeniería o cualquier otra carrera, tomárselo en serio y adquirir la disciplina y el hábito, y en la informal la experiencia, y de ahí uno mismo comienza a ser su profe. Es curioso que en las mallas curriculares de Projazz y de allá, ponen que el objetivo es que uno termine siendo su propio maestro, esa es la gracia para ir a donde uno quiera con la música, en ambos hay que tomárselo en serio. Una de las cosas que me gustan de lo informal es que uno rompe barreras, abrir el pensamiento que uno se crea involuntariamente estudiando. Allá yo trataba de escribir todo lo que escuchaba cuando tocaban los viejitos rumberos, me armaba el compás en la cabeza y escribía todo lo que pasaba en el ritmo, pero me di cuenta de que no era la forma, esa persona no está pensando en un compás, por eso queda cojo, o si uno divide la octava en doce semitonos no calza la afinación. Ahí uno se da cuenta que la música es más de lo que uno se imagina, si bien es matemática no tiene que ser cuadrada, ni simétrica, más bien asimétrica, coja por decirlo de una manera. A eso me refiero con estar atento, no cerrarle las puertas porque está desafinado por ejemplo, sino escuchar no más y tratar de entender. De pronto cantábamos canciones de Cuba que llegaron hace cien años por algún cubano, y que nunca fue escrita sino que quedaba dando vueltas en la tradición, eso es lo entretenido.
¿Qué es lo que extrañas?
Extraño la rumba, ver música más presente en la calle. Pero como hay una cosa, también acá hay otra; allá no encuentras a un malabarista en cada semáforo, por ejemplo…pero lo que más extraño de allá es la playa.
¿En qué estás ahora?
Ahora trabajo en Linares los fines de semana, toco, ensayo, tengo una banda donde estamos trabajando ritmos cuequeros. Y aprovechando que estoy en la tierra de los percusionistas, estoy aprendiendo percusión. Y tocando en Antupirén en un taller de afro. Y trabajando el proyecto solista, que no tiene ningún apuro pero hacia allá mira todo. Mezcla de todo, lo afro en lo que es Puerto Rico, lo andino, y el folklore ahora en Linares, descubriendo los colores, los giros armónicos.
Sven cree que los estilos se viven, por eso partió al lugar de nacimiento de lo que andaba buscando. Para tocar el estilo hay que absorber el calor, el clima de lo que se toca, incluso vestirse de salsa, de tumbado o de bolero. Hay que entrar en el estado anímico de lo musical. Llevarlo como algo auténtico.
PROPÓSITOS DEL CONVENIO
El CMPR y el IP PROJAZZ desean entrar en un convenio recíproco de intercambio y colaboración para beneficio de los estudiantes y profesores de cada institución. Reconociendo la importancia de este tipo de colaboraciones y las contribuciones a la sociedad hechas por las instituciones de educación superior, ambas partes convienen en su deseo y visión de promover el intercambio de ideas, proyectos, investigaciones y de su facultad para beneficio mutuo y el desarrollo de proyectos conjuntos que sirvan para promover el desarrollo académico y artístico de cada institución. El objetivo primario de este convenio de colaboración es estrechar los vínculos de intercambio académico y artístico entre ambas instituciones.
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