6.11.09

Taller de Blues. Nunca es tarde para tocar

* Por Paula Carmona

Para los judeocristianos Azul es pureza y virginidad. Azul es el mundo espiritual y sagrado para los mapuches. Azul es inteligencia y conocimiento. Azul es frío. Azul es tristeza y melancolía para los anglosajones, y esto es Blues: canciones azules de negros esclavos del Islam de África, canciones cargadas de trabajo, nostalgia y amor de callejones. Pero sobre todo nostalgia. Saudade. Blues. Palabras que en sí mismas contienen el color del cielo, el color profundo del mar, el color del paraíso perdido. Resonancia de los ancestros. El Blues trasciende las generaciones, como los campos de algodón.



Este género no pasa de moda y gusta a niños y a viejos. Este es el caso de cuatro alumnos de Projazz, todos guitarristas, que se distinguen porque tienen más edad que sus profesores, y se han decidido por el taller de Blues como actividad fundamental entre sus trabajos y sus familias, incluso uno de ellos debe viajar todos los días desde Viña del mar para trabajar en su oficina, y luego hacer de Eric Clapton chileno.

Es especial el hecho de que estos cuatro hombres cercanos a los cincuenta años, son compañeros y amigos en su mundo laboral hace ya un par de años, y conjuntamente, se han propuesto desarrollar este otro lenguaje en común, la música, como amigos y compañeros ahora del taller. Quizá estarán tocando pronto en algún bar, o en reuniones familiares, o a lo mejor solos en sus casas, como algo muy personal. Ya el haberse decidido a estudiar música ha significado un beneficio para sus vidas, pues es tiempo dedicado a ellos mismos, además de haber alegrado a sus hijos, como si el hecho de hacer música sea algo renovador para todos.

Bernardo Márquez, Ángel Sessarego y Guillermo Varas, todos compañeros de trabajo en la Telefónica, más o menos desde el 1991 que trabajan ahí.

“Nosotros no veníamos en blanco a estudiar música –aclara Ángel-, desde jóvenes que tocamos, ahora estamos acá tratando de mejorar la teoría”. Ellos entraron al Taller de Blues teniendo claro que éste sería la base de toda la música que les gusta desde la juventud: la de la época de los setenta, el rock pesado, el grunge rock, y el rock más melódico. “Si somos honestos, nosotros veníamos por jazz, dice Bernardo, en el caso mío, hace un par de años vi Projazz y me bajó la idea de participar, pero lo que pasó hasta a Abril de este año fue que nunca me atreví, y esto resulto a raíz de una conversación con Guillermo (el otro compañero que no está acá hoy), él me dijo que Ángel también estaba interesado y que habláramos con él, y también sabia el caso de Manuel. Conversamos entre los cuatro, y dijimos que sería buena idea, esto se juntó con un aviso que mandó Projazz a la Telefónica haciendo una promoción. Además de las ganas que teníamos escondidas de saber de qué se trata todo esto y venir. Y en la conversación inicial con la chica que nos atendió cuando entramos, ella nos preguntó por qué jazz, por qué no mejor Blues, que nos serviría como base, y ahí cambiamos de jazz a Blues como intención. Después fue un choque enorme cuando nos encontramos con la diferencia de edad entre el profe y nosotros (risas), él nos evaluó”.

Ellos no venían con educación formal, sino con las ganas de escuchar música, y la experiencia de haber tocado en la universidad, como dice Ángel.

“Yo llegué con mi guitarra de palo –recuerda Bernardo-, la que fue ampliamente criticada (risas), y el profe dijo políticamente que sería bueno cambiarla, ahí me compré esta (muestra).”

Desde Abril comenzó el taller y en este tiempo han aprendido técnica y teoría. Las metas para unos son ambiciosa, para otros no tanto, entre las primeras está Ángel que dice que su meta sería tocar al nivel Eric Clapton, “Aunque me tome veinte años, me da lo mismo, todos los días toco en mi casa. Ahora nos estamos poniendo el marco teórico, para saber qué estamos tocando, reconocer lo que es mayor, menor, etc”.

Por su parte Bernardo hace muchos años que no tomaba una guitarra, recuerda que cuando joven era muy guitarrero, pero lo dejó al entrar a la universidad. “Mis hijos me pidieron comprar instrumentos -dice-, y mi guitarra de palo la mantuve hasta ahora (la misma que fue criticada), pero nunca toqué con mis hijos. Fue como un bichito que empezó a crecer el querer hacer música. Hace dos Años pasé por fuera de Projazz y me dije, “eso quiero hacer”, pero nunca me atreví. Por eso para mí esta hora y media a la semana que tenemos, es un recreo súper importante en mi vida, me genera una higiene de mente muy buena, interesante y potente”. Esto es lo que los llena del Taller, y como señala Ángel, poco a poco sin proponértelo, se va mezclando la teoría con la técnica que no tenían, y con la gracia de que están sonando las guitarras, ya no tan feas como eran originalmente. Lo que Bernardo aspiraba al entrar acá era tocar un poco de Blues, y poder decirle a su familia “¿Quieren que les cuente lo que estoy haciendo en el taller?,

Les voy a mostrar”, hoy día efectivamente aparecen esas ambiciones de formar una agrupación, salir a tocar, sin tener la certeza de si va a cuajar o no, pero teniendo el propósito.

Por otro lado está el factor trabajo y familia, pero al parecer todo se complementa para mejor, pues según sus propias palabras, esta actividad les conforta porque les ayuda a “dar la vuelta bien a la semana”, en todos sus aspectos. Y esto se nota cuando Ángel habla con orgullo de su entorno familiar rodeado de música: “El living de mi casa está separado en dos, en una mitad hay una batería, dos teclados, seis guitarras, tres amplificadores, dos mezcladores. Tengo cuatro hijos y todos tocan, estoy una hora y media al día tocando, y siempre está la experiencia de tocar junto a mis hijos algo, media hora o tres cuartos de hora”.

“Tratamos de dedicarle diariamente dos horas a la guitarra, agrega Bernardo, pero encontramos que es poco el tiempo, y con lo que nos exige Marcelo Nieto (el profesor), de pronto no estamos dando lo que debiéramos, tiene que ver con que hay que practicar. Ahora estamos recuperando el tiempo perdido en lo que es la técnica y la teoría.”

La edad no es una limitante para comenzar, cada quien debe atender sus propios procesos y escuchar los tiempos en que deben suceder los acontecimientos. Lo peor que le puede pasar a una persona es llegar a una edad sin curiosidad de cambios, he ahí la vejez de la edad, creo. El propio Bernardo habla de este nuevo paso: “Hace algunos años atrás yo creo que habría sido más estresante tomar esto, sobre todo por los niños porque demandan tu atención, así que esta bien haberlo hecho ahora. En mi casa se sorprendieron cuando se enteraron de que estudiaría música, fue como un descubrimiento el que me vieran a mi tomando el instrumento, y ver que sí me gusta la música y que sí estoy tocando. Me hacen preguntas de cómo me va… mi hijo mayor me dice que le traspase lo que me han enseñado. Siento que antes había una distancia enorme entre la música que escuchaban y tocaban y la que yo escucho, pero con el tiempo me parece que las distancias se acortaron. Hay momentos en que pareciera que los gustos son muy distantes, pero para mí ha significado redescubrir que hay música transversal, que perdura en el tiempo. Cuando fui al concierto de Santana en Viña del Mar me sorprendí de la cantidad de niños chicos con sus papás todos disfrutando, cantando las canciones.” Creo y agrego que detrás de la música donde hay un trabajo genuino, una búsqueda honesta, sea desde el lugar creativo y/o emocional que sea, cuando ha habido una construcción del mundo sonoro que proviene desde el propio mundo interior, es música que traspasa generaciones, o al menos así lo percibo yo desde la historia.

5 comentarios:

  1. Los felicito a los cuatro por decidirse a estudiar música de una vez por todas y dejenme decirles que teniendo a Marcelo Nieto como profesor deben más que aprovechar todo lo que el les va a entregar como músico, guitarristas y como personas.

    Saludos

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  2. Esta es la recompensa por el esfuerzo dedicado, ahora es tu tiempo al que le das otra perspectiva, otro uso mas interesante y recrativo, te apoyo absolutamente y lo seguire haciendo, solo si seguimos cantando los exitos de ayer pero con una electrica, porque la acustica ya la desechaste...

    te amo papa
    orgullosa de ti, tu hija (la de Bernardo)

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  3. En realidad, para todos nosotros la música es central en la vida... Marcelo nos impresiona con sus conocimientos, su vocación, su paciencia y la facilidad para explicarnos. Pero creo que la pasión por la música es la misma.

    Guillermo Varas (el bajista del grupo)

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  4. Nunca es tarde para escuchar el llamado que viene desde dentro...

    Leo

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  5. Alejandra Avendaño14 de julio de 2011, 10:20

    Angel, como siempre sales adelante con tus pasiones, en este caso la música que tanto amas, me alegra mucho verte,esforzandóte, logrando tus objetivos...felicidades!!a todos.

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