Comencé a conocer a Moca en Projazz, estudiando. Sin embargo, en algo es distinta esta compañera; su camino como cantante ya tiene varios años de historia, y el estudio en ésta faceta parece ser una consecuencia, un agregado a su oficio artístico para enriquecerlo, no el fin primero.
Mi primera impresión, hacia ella, fue de gran simpatía, por su buena voluntad de compartir; la he visto bien dispuesta a ayudar, así de simple, sin prejuicios a sus “compañeritos” (de menor edad). Entonces veo que la actitud positiva en una persona, es una virtud, pero más aún, es la claridad de que todo se consigue con la experiencia del trabajo, la maduración del oficio.
Así de simple.Me interesó mucho su propuesta por el elemento performático que ella integra al show. Desde el vestuario, la conexión con el público, hasta el repertorio -que es un verdadero viaje, como ella lo dice, además exótico y para todas las generaciones -. Me refiero a proyectar más que solo lo musical, "Ser performer", considerar que lo que sucede es un espectáculo, y al ser consiente de esta arista, el hacerse cargo de ello es acaso la mayor problemática, lo que a mi parecer no es un elemento relevante para muchos músicos.
Desde mi mirada, lo que más me encantó es la alegría, espontaneidad, el humor que maneja, y sobre todo que se relaciona con las personas presentes, dialogando desde un lugar honesto.En el, siempre lleno, Bar Catedral presencié su show “Cosmopolitan Cabaret” desde la escalera –que viene a ser como galeria- . No es un bar categoría estudiante, pero no por eso menos entretenido, si soportas que te pisen y empujen.
El caso es que llega ella, con su poco piola vestuario, muy bella con un peinado de “alta alcurnia”, y acompañada de tres galanes “fina estampa”, no en calidad de guardaespaldas, sino como músicos “cinco estrellas”… en camisa y corbata.Es imposible no acalorarse, si la protagonista de la noche se sube con tanta energía al escenario, tirando alguna prenda al público antes del minuto, y gritando voz en pecho “¡hola, cómo están!”, cual living de su casa. Es que debe ser la anfitriona, esa la actitud.
Luego de eso ya están todos callados, escuchando. Bueno, la verdad, ni tan callados, pues la dama tiene toda una corte de fanáticos buenos para el chiste, que ocupan la mitad del recinto. Y los cuales, al parecer, no solo la admiran a ella; pues piropos van y vienen con los nombres de Américo O. al teclado, Andy B. en la batería, y Miguel P. en el bajo, quienes dejaron a hombres y mujeres envueltos en llamas (me incluyo), con su interpretación. Hubo para todos los gustos (me refiero a la música), en un amplio repertorio: rock, pop, funky, baladas al estilo Moca… y en todos los idiomas desde el italiano al árabe, pasando por el alemán y el francés.
En este “Streaptease para los sentidos” se refleja un completo trabajo de diseño, cuyo objetivo final, y bien cumplido es seducir. Que en todo caso es el objetivo de cualquier espectáculo, y porqué no, el sentido primordial del acto musical, sino pregúntenle a los griegos.
Escrito por Paula Carmona, estudiante de segundo año de la carrera de Intérprete con especialización en canto, también estudia Composición Musical en el mismo instituto. Desde Julio es colaboradora del staff extensión y comunicaciones de Projazz. Para nuestro próximo Post, Paula preparó una interesante entrevista con Moca.